Homenaje a Mario Vargas Llosa

Homenaje a Mario Vargas Llosa
Hay en la vida personas referentes que marcan nuestra trayectoria por sus actos. Pueden ser padres, familiares, profesores o amigos, todos ellos cercanos. Pero cuando es un autor de pensamientos, nunca cercano a nuestro vivir, vale la pena hablar sobre él por lo esencial de su influencia, aparentemente lejana. Esta semana falleció Mario Vargas Llosa quien influyó significativamente en mi desarrollo intelectual, cuando empezaba a explorar territorios de las letras, ideas y pensamientos trascendentes.
Inició en mi encuentro con esta, la primera novela de Vargas Llosa, que me arrastró con emoción creciente, al ser impactado por segunda vez en el submundo del boom latinoamericano. El golpe de fascinación se reprodujo en mayor escala porque la vida de los cinco personajes internos en el colegio militar Leoncio Prado, en Lima, narrada en forma magistral por el escritor que recién descubría, mostraba a mi curiosidad otro mundo, otras características sociales y otro estilo para contar historias, diferente al de García Márquez, que ya me había fascinado con el universo de Macondo en “Cien años de soledad”.
Las vicisitudes afrontadas por los protagonistas, niños - jóvenes de diferentes contextos sociales peruanos, me hicieron pensar en cuanto podemos sufrir, también gozar, y al mismo tiempo explorar el vivir, los jóvenes cuando estamos en los ambientes escolares. Me fue imposible evitar comparar las experiencias de ellos con las que me encontraba viviendo en esos momentos del año 1967, cursando mi segundo de bachillerato, en compañía de muchachos díscolos, serios o indiferentes como eran mis compañeros de curso.
Pero el escritor me transfirió a momentos de angustia cuando ocurre la muerte del “esclavo”, Ricardo Arana, tal vez el personaje mas perjudicado y sufrido de la historia pues paga con su vida los pecados de todos los implicados en el robo del examen de química, origen del nudo a descubrir en el transcurso de la trama. Su muerte no se aclara; le queda al lector tratar de adivinar quien le pego el tiro mortal. Personalmente pensé que había sido el boa, pero sin seguridad, porque el libro no da respuestas, el libro es la respuesta, configurado como una gran metáfora de sufrimientos, alegrías y tristezas.
Muchos años después me centre en la tarea aplazada de leer uno de los libros más referenciados de Vargas Llosa, “La fiesta del chivo”, con el cual el autor cumple su labor crítica, al poner en desnudos cuadros narrativos un régimen completamente animal, brutal y despiadado en nuestros contornos geográficos, Republica Dominicana, presa en manos del General Leónidas Trujillo. Allí, en el escenario literario bien elaborado merced a las investigaciones periodísticas y a entrevistas realizadas por el autor, deja en evidencia, la sevicia, en su máxima expresión, llevada a cabo por este oscuro general y su subalterno Johnny Abbes García, quien le cumple fielmente las ordenes de asesinar, desaparecer, torturar y conseguirle las niñas o mujeres bonitas, que en muchos casos eran esposas o hijas de sus propios colaboradores, obligados a cumplir tales deseos depravados, so pena de sufrir las espantosas consecuencias que tenia previstas contra quienes no cumplían sus expectativas u osaban desobedecer.
El hilo de la trama inicia con el regreso intempestivo de Urania Cabral, hija de Agustín Cabral, que era presidente del senado, títere del General Trujillo, pero que cae en desgracia al no cumplirle una orden que le habían transmitido. Apodado “cerebrito” por la forma suspicaz y elegante como hacia para ingeniarse argucias y llevar a cabo sus obligaciones de lacayo del régimen. Era un convencido de ser inmune a los deseos perversos de su jefe, hasta que le correspondió sufrir lo peor, la suprema crueldad de lo que era capaz el tenebroso personaje Leónidas Trujillo. También se narra en la historia el meticuloso plan ejecutado por los conspiradores para asesinar al general y cumplir el tiranicidio que finalmente va a liberar, en 1961, a Republica Dominicana de esta pesadilla. Realmente el libro transporta al lector a mundos inimaginables de felonías, actos de absoluta inmundicia, por el calibre tan exageradamente inhumanos, descritos fielmente por el excelso autor que es Vargas llosa.
Este es otro de sus libros que influyó poderosamente en mi formación político-filosófica. Es su autobiografía intelectual, en la que muestra el paso de sus ideas simpatizantes con la izquierda marxista, de la que se decepciona cuando el régimen cubano sanciona y penaliza al poeta Heberto Padilla. El caso contra este poeta evidencia la actitud estaliniana asumida de frente por el régimen contra los intelectuales críticos. Esto hace que Vargas llosa abomine del socialismo y transite lentamente, pero a paso firme hacia el Liberalismo democrático.
Cuando leo sus motivos para este libro y me nutro con los autores allí reseñados, no dudo en identificarme totalmente con este maravilloso autor pues viví iguales o semejantes simpatías, decepciones y transcursos hacia la misma evolución política y de modelos de pensamientos. Debido a esto incluí la lectura de algunos de los autores del libro en mi penúltimo curso de filosofía para undécimo grado.
La satisfacción fue grande porque pude percibir la forma como los estudiantes abordaron con curioso detenimiento sus textos: de manera crítica se aproximaron a la dificultad implícita en Karl Popper; las maravillas sobre la Democracia Liberal como reseña José Ortega y Gasset; los excelentes conceptos sobre la Libertad en la forma que elabora Isaih Berlín; además hicieron exploraciones meticulosas a los conceptos económicos de Friedrich Von Hayek y Adam Smith. Pero lo maravilloso fue encontrar, en la práctica, el valor pedagógico de la escritura portentosa, también en ensayos, realizada por el autor que deja el legado de trascendencia a jóvenes en particular, pero también a la humanidad en general.
Así que el mejor homenaje que puedo hacerle a este, uno de mis autores preferidos, es transmitir su mensaje sobre el valor de la lectura y la escritura; el pensaba que ambas son habilidades sine qua non, que nos ayudan a trascender, a vencer la cotidianidad fútil y vana de la vida, además, que nos transportan a los mejores espectáculos de la realidad: la creatividad e imaginación humana, que son insuperables y absolutamente sublimes.
Ojalá muchos docentes ayuden a llevar este mensaje a estudiantes del mundo entero, pero fundamentalmente a los colombianos, ¡que tanto necesitamos!
Rubén Darío Orozco P
Rector Anglo Español