Tener la posibilidad de ver el espejo cercano de Venezuela con sus tragedias y desgracias humanas debidas a la dictadura implantada hace 25 años por el Chavismo, nos ofrece la oportunidad en Colombia de aprender cómo es de fácil perder la Democracia y las libertades ciudadanas, pero al mismo tiempo, cómo es de difícil volver a recuperarlas.
Sus últimas elecciones, el pasado 28 de julio, se convirtieron en la demostración palmaria de tal realidad: la valiente oposición, liderada por María Corina Machado, jugó con las reglas que impone arbitrariamente la dictadura y, aun así, logró una contundente victoria de tal magnitud, que desnudó por completo al régimen en sus verdaderas intenciones de no entregar, por las buenas, el poder hegemónico que mantiene sólo por la fuerza de represión y la brutal persecución y encarcelamiento de niños, mujeres, adultos y sobre cualquier persona que aparezca con un ápice de oponérsele.
Conozcamos de la mano de la experiencia y de las explicaciones de F. Hayek, el significativo aprendizaje de que no debemos engañarnos: toda dictadura, de estas nuevas, viene con el sello de encontrar un líder carismático de buen hablar, aplastante oratoria e ideas de ensueño para ofrecer, además de mieles, también el oro y el moro al público incauto que por lo general caen en las redes de verdades a medias, de frases, figuras retóricas y ofrecimientos de regalos en todas las formas, subsidios, alimentos, educación, salud gratuitas y un largo etcétera. Cuando escuchemos a alguien así, pongamos por delante la duda critica y no le creamos tan fácilmente.
Un claro ejemplo de lo anterior, lo vivimos de primera mano, con nuestro presidente actual, a quien se le hacen múltiples reclamos por el incumplimiento constante de sus promesas de campaña a sectores como el transporte, camioneros y taxistas, quienes hoy padecen el encarecimiento de su canasta básica transportista; a los maestros que votaron por él, quienes le hicieron campaña y hoy viven las peligrosas consecuencias del deterioro en sus planes de salud, pues no creían u olvidaron que en manos estatales son de pésima calidad.
Otra enseñanza importante de aprender son las ideas, como mecanismos ideológicos, que emplean esos lideres carismáticos para llegar al poder, valiéndose de la Democracia para luego destruirla, a través de arquetipos o modelos socialistas que utilizan: sus monedas de cambio, que en realidad son cantos de sirena, la Libertad y la igualdad, que suenan bonito hasta que aplican su verdadera consideración: “la libertad la entrega el estado cuando controla todo”, afirman: la economía, el poder, las instituciones, los medios de comunicación. Sólo cuando esto ocurre, descubrimos la dolorosa realidad en la que nos colocan: la dependencia del estado para ellos disponer, según su voluntad, de todos nosotros. Ya lo dijo el filósofo, economista y jurista F Hayek: “La promesa de una mayor libertad se ha vuelto una de las mejores armas de la propaganda socialista. Se nos promete el camino de la libertad, pero se nos impone el camino de la servidumbre”.
Otra idea muy usada en el engaño izquierdista, que culmina en Estado totalitario dictatorial, es el de la igualdad que también es atractiva en si misma pero cuando se entiende lo que ellos quieren hacer en realidad, ya habremos caído en el infierno en forma incauta, en vez del paraíso con el que nos ilusionaron. Hayek, en forma muy explicita lo dice así: “Incluso la lucha por la igualdad por medio de una economía dirigida sólo puede resultar en una desigualdad impuesta oficialmente. Una determinación autoritaria de la situación de cada individuo en el nuevo orden jerárquico”.
Con estas miradas en el espejo del vecino y con aportes de sabios como Hayek, además de lo que hemos venido experimentando en dos años del actual gobierno, corresponde estar alertas, afinar el pensamiento crítico al escuchar las propuestas que se avecinan para formar nueva dirigencia nacional y estatal en Colombia.
A estar alerta pues, y escuchar detenidamente, revisando antecedentes, para no caer en un nuevo engaño. ¡Miremos hacia Venezuela!
Rubén Darío Orozco P.
Rector Colegio Anglo Español
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